Dorianne Gray

Primavera/Verano 11

“Nunca apreciaremos, lo suficiente, el verdadero significado de la inocencia hasta que pase a ser un vago recuerdo del ayer”. Es lo que Dorianne pensó cuando puso punto y final a su peligrosa aventura por los sórdidos mundos del bajo Londres.

Antes de conocer al que la guiará. Los días estaban llenos de luz. El blanco junto con crudos conferían a su vestuario de esa inocencia propia de la inexperiencia.
A medida que le iban enseñando nuevos conceptos sobre el pecado, sus prendas se llenaron de estampados florales de intensos colores rojos y amarillos, simbolizando el enfrentamiento existente en su interior. A partir de ese momento solo usaba rojos y negros, que le otorgaban de una falsa disciplina…. De pronto, un repentino suceso trunco esa forma de vida y devolvió un brillo, ya olvidado, de pureza a los ojos de Dorianne. El negro rígido y absoluto, de sus vestidos, se mezclo con crudos simbolizando el regreso a la inocencia.

Dorianne gustaba de usar tejidos nobles en su piel, como algodones y sedas, ya sean puros o mezclados entre sí y de diferentes tipos de gramaje. Sus prendas de sencillas siluetas se iban sofisticando en un juego de estratégicos volúmenes, frunces y pliegues.